Incendios en España: el reto pendiente de la prevención y la seguridad

Cada verano, España vuelve a enfrentarse a la devastación de los incendios forestales. Aunque el cambio climático —con temperaturas extremas y sequías prolongadas— es un factor innegable, reducir el problema únicamente a esa explicación es un error que nos impide ver la raíz de muchas causas y, por tanto, encontrar soluciones eficaces.

Actos antisociales y pirómanos

Un porcentaje significativo de los incendios tiene origen humano intencionado. Actos vandálicos, pirómanos, intereses urbanísticos o económicos, incluso conflictos vecinales, están detrás de llamas que arrasan miles de hectáreas. Aquí es clave un enfoque de inteligencia preventiva, capaz de identificar patrones, motivaciones y contextos de riesgo.

Falta de gestión y abandono del monte

La despoblación rural ha dejado grandes extensiones de monte sin actividad económica ni social. La ausencia de pastoreo, agricultura y aprovechamiento forestal ha convertido nuestros bosques en auténticos polvorines de combustible natural. Paradójicamente, se penaliza a propietarios por cortar árboles, abrir cortafuegos o usar el ganado como herramienta de limpieza natural, cuando estas prácticas podrían ser parte de la solución.

Prevención insuficiente y legislación rígida

La prevención se proclama cada año, pero rara vez se convierte en políticas sostenidas y recursos estables. Se actúa tarde, con urgencia y en verano, en lugar de trabajar todo el año con brigadas de limpieza, campañas de educación ciudadana y planes de gestión integral.
Además, la legislación en Protección Civil y la normativa de emergencias se convierten en ocasiones en un obstáculo: demasiado rígidas, burocráticas y alejadas de la realidad operativa in situ, donde la rapidez y flexibilidad marcan la diferencia entre contener un fuego o perder un valle entero.

Cultura preventiva: la gran ausente

Más allá de medios técnicos y legales, lo que falta es una verdadera cultura de prevención. Una cultura que implique a administraciones, propietarios, empresas, fuerzas de seguridad y ciudadanía. Una cultura que entienda que cada colilla tirada, cada quema agrícola sin control y cada monte abandonado son parte del problema.

Conclusión

Los incendios seguirán existiendo, y el cambio climático seguirá aumentando la presión. Pero mientras no enfrentemos las causas humanas, la desidia en la prevención, la falta de apoyo al mundo rural y la debilidad de nuestras políticas de gestión forestal, el humo volverá a cubrir nuestros cielos cada verano.

La verdadera solución no está en discursos, sino en una estrategia integral de seguridad y prevención:

- Gestión forestal real y sostenible.

- Apoyo al medio rural como primera línea de defensa.

- Inteligencia e investigación sobre incendios intencionados.

- Legislación más ágil y adaptada a la operativa.

- Educación y concienciación permanente.


Porque la seguridad frente al fuego no es solo apagar llamas: es construir un país más seguro, resiliente y consciente.

Wikipedia

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